Las consecuencias de una nueva necesidad: tribus sociales.
En estos momentos mientras lee estas líneas seguramente muy cerca a usted se encuentra su teléfono celular, lo tiene a la vista y no lo abandona y seguramente es más fácil que salga de su casa sin las llaves que sin este aparatico.
En el mundo son más de cinco mil millones de celulares rodando, sonando, enviando y recibiendo mensajes y cada vez más, se nos presentan como una necesidad creciente, es impensable que en pleno 2011 alguien ande por la calle sin un celular. Esta íntima relación que se ha trazado con esta tecnología ha desarrollado verdaderos tejidos sociales comunitarios, casi tribus, que se pueden agrupar y distinguir entre ellas a través de la relación particular que trazan con este dispositivo.
La tribu familiar.., el tire y afloje.
En la “tribu familiar” el celular se convierte en un objeto transicional brindándonos la posibilidad de satisfacer la necesidad sicológica de no estar nunca desconectados, generando la sensación de verdadera seguridad, casi como cuando éramos niños y andábamos con una manta impregnada del olor de mamá porque da la ilusión de estar junto a ella, con ella.
Si hablamos del celular y los padres, este funciona como un mecanismo de control que permite extender el anclaje doméstico al espacio público, método preferido por madres preocupadas que pueden ubicar a sus retoños dónde sea, cuándo sea.
Los hijos también tienen sus beneficios porque en la llamada de la madre preocupada viene implícita la posibilidad de ampliar las concesiones de horarios, modificar los acuerdos preestablecidos y construir la ilusión de estar cumpliendo al pie de la letra las ordenes de los padres, “-¿en dónde estás?, -Estoy en la casa de Natalia”, cuando en realidad la niña está en casa de Pablo.
Llevando el trabajo a la casa.
La “tribu laboral” por su parte, cuenta con el celular como una herramienta que permite llevar el trabajo a todo lado, con los pro y los contra que eso conlleva.
Un creciente número de aplicaciones existentes en el mercado, algunas gratuitas otras no, apuntan a brindar la posibilidad de que los smart phones, tan comunes en el mundo empresarial, funcionen de manera similar a una secretaria; organizando el tiempo y clasificando la información de acuerdo a las necesidades del usuario.
Otra de las características remarcables es cómo a través de la lógica propia de las comunicaciones actuales, se empiezan a filtrar los contactos con los que establecemos amistad poniendo límites y barreras entre los mismos.
Estos límites no funcionan sólo en relación con quienes tienen más o menos acceso a nuestra información, sino que además abren una gran posibilidad para el diseño de interfaces efectivas que permiten dibujar claramente esa línea que divide nuestra vida laboral de nuestra vida social, para que a través de la misma nuestros superiores puedan enterarse y tener claro que ya no estamos en horas de trabajo.
Un millón de amigos.
Por último está la “tribu de amigos” para quienes el móvil se convierte en una plataforma que permite cumplir con la cuota diaria de afecto que le debemos a los nuestros.
Debido a nuestra creciente falta de tiempo y a un modo de vida cada vez más convulsionado y frenético, muchas veces se quedan muchas cosas por decir y el móvil nos devuelve esa posibilidad, así sea impersonal, de decir lo que muchas veces por distintas razones, no podemos decir cara a cara.
Además surge acá un fenómeno cultural digno de atención y es cómo nuestra popularidad, nuestro éxito y prestigio social se empieza a medir según la cantidad de “amigos” que tenemos como contactos, convirtiendo ese número en una suerte de capital simbólico gracias al cual entre más contactos tenemos más habilies somos socialmente.
Este fenómeno sin duda merecería otro artículo completo para explicarse pero, a grandes rasgos, podemos mencionar cómo el contacto físico está pasando a un segundo plano a la hora de entablar una amistad y en este proceso cada vez cobra mayor relevancia las redes sociales y el contacto virtual.
Estos son apenas unos de los cambios que este pequeño aparatico ha generado en nuestras vidas y en la manera como nos relacionamos con los otros, generando verdaderos grupos de interacción y poniendo en la escena de las relaciones humanas un nuevo aspecto a tener en cuenta.